La melodía de la transmutación solo se percibe en el viaje.
El viaje, cualquiera sea, es una rebelión contra el miedo a cambiar.
El viaje es dinamismo puro. Y trae el plus de la confianza en que todo lo bueno va a ocurrir.
Si tan solo cambiáramos con la esperanza y la actidud aventurera de cada viaje, transformarnos sería un placer.
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Viajar es irse de donde transitamos con frecuencia.
Ausentarnos de los mismos "tengo que" y de los "siempre" que nos determinan.
Yo siempre...soy
Yo siempre...llevo
Yo siempre...digo...
Tengo que...hacer, decir, actuar....
¿Y si viajamos mas? Animándonos a renovar esos "yo siempre" para dejar lo estático en una cajita de memorias para animarnos a la actitud de aventura: desconocer pero avanzar, con los recaudos e inteligencia que eso implica.
Explorar nos acerca a la vida, como la respiración nos marca el ritmo, del momento a momento, respetando las pausas en el curso del aire que nos impulsa a existir.
Repetir es condición de aquel que teme. La repetición es necesaria para aprender, siempre y cuando dejamos el margen para la novedad, tan confundida por el error y tan cercana a la verdad.
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Que la risa sobrevenga en la sorpresa y que el llanto pueda ser liberación en tiempos de cargas.
Soltemos el alma para que baile con el viento que cada día se encarga de componer una nueva canción.