jueves, 25 de mayo de 2017

La puerta abierta del Caos.

¿Cuándo se está listo para él cambio?
Nunca y siempre.
Siempre, porque nacimos para cambiar y nunca, porque el miedo nos inunda ante el registro de la perdida y de las mutaciones.
Registro que nos lleva hacia la pregunta que engloba al resto de interrogantes ¿Hasta cuándo?
La vida es finita. Y saberlo nos tortura, nos arroja a la difícil tarea de aprender como sostenernos en el deseo.
¿De que está hecho el deseo?
Quizás de las palabras que nos han regalado la existencia.
Esas, que al atravesarnos dejaron huellas.
Palabras de amor o palabras que duelen.
Las mismas se esconden en el hueco de nuestros absurdos.
Irremediable causa perdida pero siempre buscada, que se proyecta por segundos en esos momentos en los que llegamos a dudar si la magia existe.
La magia. Que gran cosa. ¿Cuánto mas iremos a inventar para sentirnos completos?
La unidad es una representación efímera que conforma un fantasma con temor a la falta.
Hablamos, miramos y oímos un mundo en caos con su velo de civilización.
Las guerras comienzan en el pensamiento y este empuja los cuerpos a una revolución.
 La muerte impacta la sensibilidad de aquellos débiles que no supieron unirse en contra de aquellos poderes que arrasan, que torturan y que silencian.
Entonces, se nos escapan las lagrimas y nos aprieta el pecho de tan solo sentir que alguna vez podemos dejarnos, así como dejamos a los otros, Aquellos que mueren lentamente en el olvido de lo cotidiano.
 Así, construimos la posibilidad de irnos del "nos" del "ser" y del "aquí".
El llanto solo brota del alma que no encuentra palabras para mostrarse viva, porque las escenas fugaces del fin nos atormenta con preguntas que no queremos responder con sin-saberes.
Miramos las cosas en su entretejido secuencial de encuentros, con besos, caricias, miradas intensas y sonidos extraños, que se codifican para simular la comprensión sobre lo que a todos nos angustia: ¿Qué sucede detrás de los cuerpos hablantes? ¿Qué intento sostener mientras me alejo del presente que nunca puedo alcanzar?
Los cuerpos transmutan según las capas de tiempos lógicos que hemos creado. Tiempos de ver, de comprender y de concluir.
Espirales temporales que configuran un saber propio. Saber que ocultamos por temor de que, al revelarlo, deje de ser nuestro. Sin dudas olvidamos siempre cuestionarnos si alguna vez... "¿algo fue plenamente "mio"?".
Y otra vez registramos el caos. La puerta está abierta. Quien espera es el arte.
"Que el arte te muestre la vida". C.M.


lunes, 8 de mayo de 2017

Palabras y su esencia: tocar el cuerpo

Movimientos de apertura.
Una palabra puede remitir al mundo vacío de exploraciones y cubierto de ficciones.
Una palabra que toca el cuerpo y le permite el llanto, la risa, sentir lo real.
¿Pero qué escuchamos cuando ésta llega a nosotros?
En esa instancia la hemos transformado.
Ya no quiere decir solamente un sentido sino que remite a múltiples sentires.
El alma se moviliza desde el lenguaje.
Ese que un día configuro el cuerpo y le puso un nombre. Dándole vida a la carne con la imperiosa caricia del deseo.
Y así fue que el tiempo ha quedado a un lado, porque aquello que habita los cuerpos no sigue su lógica.
Los amores y los duelos atravesaran la historia e inventarán un tiempo nuevo.
Esos que, paralelos a lo cotidiano, se asoman para relatarnos que los hábitos y rutinas que tanto nos sujetan no callan la voz que se quiebra para ser vista.
La pregunta por aquello que mueve o que quizás paraliza, abre un espacio. Brecha subjetiva que no viene a mentir sino a revelar.
Las máscaras se vuelven transparentes ante el empuje de lo sombrío que lucha por hacerse ver.