jueves, 29 de diciembre de 2016

Amor

Los humanos y el mundo del deseo
¿Qué es el deseo?
Quiero pensarlo como algo que va más allá de los anhelos de posesión y soberanía. Lacan supo explicar su teoría diferenciando el deseo de la necesidad. 
Las necesidades que portamos pueden ser satisfechas, pero no ocurre lo mismo con el deseo. Este último se produce por y al rededor de una falta, con lo cual, cualquier sujeto que se proponga alcanzar el límite máximo del deseo, se enfrentará a resultados muy disímiles:
 o fallará en el intento o perderá por completo su sano juicio.
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Parto desde aquí para pensarme, para pensar la condición existencial de 'desear para vivir' y por lo tanto relacionarnos con lo ausente para aspirar a Ser.
Es preciso abstraerme de mi sustancia material para penetrar en lo impensable de mi propia vida. 
Estoy comenzando a comprender aquella conceptualización referente al Deseo que lo plantea como una fuente de energía que no siempre se visibiliza y que, por momentos, se vuelve una consecuente búsqueda de incógnitas en la cual nos esforzamos por encontrarle sentido y orientación. 
Volviendo  a Lacan puedo decir que esto tiene su orígen en que nuestro Deseo se erige en el campo de un Otro, (el inconsciente) un otro que nos imprime el deseo y nos erogeniza. Asi es como desear se convierte en un producto/proceso social.
Entonces... los deseos que creemos propios ¿realmente lo son?. 
Los deseos se vuelven propios cuando nos animamos a comprender y aceptar su orígen mítico, permitiendo que afloren posibilidades de acción innovadoras y revolucionarias en el campo de lo cotidiano y "consciente". 
Tomar decisiones ante la falta, implica una transmutación de esta energía que emana de la fuente deseante inscripta en nosoros e inmutable hasta nuestra muerte.
Ahora, si el deseo viene del otro ¿quien elige?
¿quien habita los "pensares" y "sentires" que creemos plenamente nuestros?
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Me interesaría hablar del amor..
¿Cómo sabemos cuando amamamos?¿Quién nos enseña a hacerlo alguna vez?
 Si al nacer, cuando tan frágiles somos, aprendemos primero a recibir el amor de aquellos "Otros", los habitantes inconscientes. Aprendemos primero a ser amados y amar es percibido dolorosamente como renuncias, a las egocéntricas formas de supervivencia.
"Amar duele" dicen por ahí.. ¿y si pensaramos que "Amar es un duelo"? 
Un duelo: bordear el hueco de dar(nos) desde lo que no tenemos, crear e inventarnos todo el tiempo, lanzando y re-lanzando el deseo hacia donde pensamos que se emitirá un retorno, casi como un juego en el que seducir implica el riesgo de vaciarnos, pero conlleva la ilusión de la unidad con aquello que alguna vez, perdimos.
¿Qué hay de nuevo en mis palabras si todo lo que plasmo puede hallarse entre los escritos psicoanalíticos que tanto amo explorar?
La novedad radica en que mientras escribo, me gusta pensar que alguien más puede sentir entre las palabras una sensación calurosa de reconocimiento. Si. El amor, de hecho, también implica un reconocimiento, constante, de aquel Ser que elegimos casi sin saber porqué y que, aunque este revestido de idealizaciones, puede siempre sorprendernos, si estams abiertos a encontrar algo mas allá de lo imaginario.
Si nos permitimos fantasear y a la vez admirar a un Ser distinto del que imaginamos podemos inventar un lazo mítico, un lazo simbólico, un lazo de amor.
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El malentendido surge entre lenguas distintas. Y, como Seres habitados por el Deseo de "habitantes inconscientes" muy particulares para cada sujeto, aprendemos lenguas distintas, la hablamos de manera diferente y nos entendemos solo a través de los "cuasi acuerdos" en donde aunque no- todo-se-explica, algo se anuda y cobra sentido.
Mis palabras se escriben con una infinidad de representaciones que nos serán las mismas a las que surgen al ser leídas.

Ese juego en el que intentamos unirnos, inventando claridad circunstancial para "entendernos" y tolerar nuestras distancias, es el amor.

El amor nos otorga un derecho y un deber. 
El derecho de Buscar y el Deber de Crear.